miércoles, 17 de diciembre de 2008

Memoriaeduca. Nuevo sitio web.

Memoria Educa es un programa de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) que busca crear una red de profesores de Historia comprometidos con la tarea de incorporar las nuevas tecnologías de la comunicación, centradas en Internet, en sus prácticas corrientes en el aula.
Su propósito es transformar el rico acervo patrimonial que está disponible en los proyectos Web de la Dibam, en material adaptado a las necesidades de los profesores en la sala de clase del siglo XXI.

lunes, 15 de diciembre de 2008

EL MARAVILLOSO VIAJE DE NILS HOLGERSSON. Selma Lagerlöf.


LA MARIPOSA GRANDE

Los patos volaron desde un extremo a otro de la isla, que desde arriba contemplaban a su sabor.

El muchacho sentía el corazón aliviado de penas. Su alegría sólo era comparable a la pena que le atenazó la víspera, cuando no acertaba a dar con el pato. La isla parecíale una elevada llanura desnuda y rodeada de una anchurosa faja de tierra, rica y fértil, a lo largo de ambas costas. Nils comenzó a comprender el sentido de algo que había oído referir la noche antes.


Descansaba al pie de uno de los numerosos molinos de viento que se levantaban en la llanura, cuando se aproximaron dos pastores escoltados por sus perros y precedidos de un rebaño de corderos. El muchacho no se inmutó por eso, pues se hallaba bien oculto en las gradas del molino. La casualidad hizo que los dos pastores se sentaran en la misma escalera y Nils tuvo que permanecer en su sitio hasta que se marcharon.

Uno de los pastores era un joven cuyo aspecto no ofrecía nada de particular; el otro era un viejo extraño. La pequeñez de su cabeza contrastaba con la grandeza de su desmedrado cuerpo; los rasgos de su cara eran dulces y reflejaban la dulzura de su corazón. Hubiérase dicho que aquella cabecita no pertenecía a tal corpachón.

El viejo permaneció un instante silencioso, fijando en la lejanía su mirada infinitamente cansada. Después se puso a conversar con su camarada. Éste había extraído de su saco pan y queso para cenar. Nada respondía a las palabras del otro, al que escuchaba pacientemente.

—Quiero decirte algunas cosas, Erik — dijo el viejo—. He reflexionado y creo que antiguamente, en los tiempos en que hombres y bestias eran más grandes que ahora, las mariposas debieron ser inmensamente grandes. Una vez hubo una mariposa que medía varias millas; sus alas eran anchas como lagos azules, como reflejos de plata, y tan bellas, que los otros animales se detenían a contemplarla cuando volaba.

La desgracia quiso que llegara a ser demasiado grande. Sus alas sosteníanla difícilmente. Mas todo hubiera ido bien si hubiese tenido la prudencia de no volar más que sobre la tierra; pero un día se aventuró sobre el Báltico y a poco el aire de la tempestad azotaba sus alas. Ya adivinarás, Erik, lo que debía ocurrir, estando expuestas las frágiles alas de la mariposa al furor de una tempestad en el Báltico. Las ráfagas de viento le arrancaron las alas, arrastrándolas lejos, y la pobre mariposa cayó al mar. Y llevada y traída por las olas fue a morir sobre algunos escollos de la costa de Esmaland, donde yace tendida a lo largo.

Yo supongo, Erik, qué si el cuerpo de la mariposa hubiera reposado sobre la tierra, hubiérase podrido pronto y convertido en polvo; pero como cayó en el mar se ha impregnado de cal v sus restos son duros como la piedra. Recuerda las piedras que hemos encontrado en la ribera y que no son más que gusanos petrificados. Creo que esto mismo es lo que le ha pasado al cuerpo de la mariposa grande y hasta pienso que se ha transformado en una roca larga y estrecha que hay en medio del Báltico. ¿Qué te parece todo esto?

Callóse en espera de una respuesta; pero su camarada sólo dijo, tras un movimiento de cabeza:
—Continúa y dime adonde quieres ir a parar.
—Observa, Erik, que Oland, donde vivimos los dos, no puede ser otra cosa que el cuerpo de aquella mariposa. No hay más que fijarse un poco para ver que la isla es una mariposa. En el
norte se descubre el cuello estrecho y la cabeza redonda; el sur es el abdomen, que primero se ensancha, después disminuye y acaba en punta.

Se detuvo un momento y miró inquieto a su camarada, deseoso de adivinar el efecto que hubiérale causado tal aseveración; pero el joven continuó comiendo pan y queso y sólo le hizo un signo invitándole a proseguir su relato.

—Cuando la mariposa se convirtió en roca calcárea, multitud de granos, de hierbas y árboles llevados por el viento, trataron de arraigarse; pero apenas si pudieron germinar sobre la roca pelada y resbaladiza. En mucho tiempo no pudieron germinar allí más que las esparganiáceas. Después brotaron los heliantemos. Todavía hoy no hay bastantes plantas en esta llanura para ocultar la roca, que aparece por todas partes. La capa de tierra es tan superficial que nadie ha de laborar ni sembrar sobre estos terrenos.

—Si tú admites que la llanura y las alturas están formadas por el cuerpo de la mariposa, debes pensar también de dónde ha venido la tierra que se extiende en torno de ella.
—Eso mismo iba a preguntarte.
—Pues bien: piensa que la isla permanece en el mar desde hace muchísimos años y que durante este tiempo todas las cosas que arrastra el mar, las algas, la arena y las conchas, han sido depositadas por las aguas, amansándose poco a poco. Posteriormente, ha habido desprendimientos de piedras y tierra desde lo alto a la llanura. Y así han podido crecer a lo largo de ambasi orillas, el trigo, las flores y los árboles.

Aquí, en lo alto, sobre las espaldas de la mariposa, sólo se encuentran ovejas y vacas y caballitos; aquí no resisten más que las avefrías y sus congéneres; aquí no hay otras construcciones que los molinos de viento y las pobres edificaciones de piedra donde nosotros, los pastores, nos abrigamos. Pero en las riberas hay grandes poblaciones de campesinos, iglesias y presbiterios, cabañas de pescadores y toda una ciudad.

Y se detuvo para mirar al otro. Éste había terminado de comer y se ocupaba en cerrar su saco de provisiones.
—Yo quisiera saber — dijo finalmente — adonde me quieres llevar.
—¡Ay!—exclamó bajando la voz. Y cuchicheando casi, mientras sus ojuelos cansados a fuerza de espiar lo que no existe, se perdían en la brumosa lejanía, añadió —: Lo que yo quisiera saber es si los campesinos que habitan allá, en la llanura, y los pescadores del arenque, y los comerciantes de Borholm, y los bañistas que vienen todos los veranos, y los viajeros que recorren las ruinas del castillo de Borholm, y los cazadores que en otoño vienen a cazar perdices, y los pintores que se instalan en esta cumbre y pintan los corderos y los molinos de viento; yo quisiera saber, repito, si alguno de éstos ha comprendido alguna vez que esta isla fue una mariposa que voló por los aires con sus grandes alas brillantes.

—Oh, sí — contestó el pastor —; cualquiera entre ellos que se haya sentado una tarde al borde del acantilado, que haya oído a los ruiseñores cantar en el boscaje bajo sus pies y contemplado el estrecho de Kalmar, habrá comprendido que esta isla no fue creada como las demás.
—Yo quisiera saber — prosiguió el viejo — si se le habrá ocurrido a alguien proveer a los molinos de alas tan grandes que pudieran llegar al cielo, tan grandes que tuviesen bastante fuerza para arrancar a la isla del mar y hacerla volar como una mariposa entre las mariposas.

—Algo de cierto debe de haber en tus palabras — repuso el joven—, porque en las noches de estío, cuando el cielo forma una inmensa bóveda azul sobre la isla, me ha parecido, a veces, que quería escapar de las aguas y volar.

Pero el viejo, que había instigado al joven a hablar, ya no le escuchaba.
—Yo quisiera saber — continuaba diciendo en voz muy baja, voz de misterio — si hay alguien capaz de explicarme por qué se experimenta aquí, en este sitio, esta nostalgia, nostalgia que he sentido todos los días de mi vida y que se insinúa en el pecho de todos los moradores de la isla. Yo quisiera saber si alguno ha comprendido que esta languidez proviene, simplemente, de que la isla entera es una mariposa que suspira por sus alas…

jueves, 4 de diciembre de 2008

Santiago en 100 palabras

Este es el resultado del concurso "Santiago en 100 palabras" , son un conjunto de cuentos muy cortos; pero por lo mismo, quizás, de muy buena calidad. Recomiendo su lectura porque además los autores no son excesivamente reconocidos. Algunos de ellos son muy jóvenes y otros un poco mayores. Léanlos y me cuentan.

martes, 2 de diciembre de 2008