viernes, 18 de abril de 2008

El Origen de los Especiales

Desde mis años de estudiante amé a Darwin. Al autor de la teoría de la evolución le compré todas sus locas ideas. Me entusiasmó tanto como Copérnico y José Martí...(en mis años no se hablaba de lo que hacían o habían dejado de hacer las mujeres, a lo más mencionaban a Paula Jaraquemada o a Javiera Carrera, la de la resfalosa.)

Ahora encuentro versión on-line toda su obra; pero lamentablemente en inglés. De cualquier manera, las imágenes y los enlaces son de muy buena calidad. Lo interesante de este mozalbete es, además de su obra, su vida y como debió defender sus planteamientos. No tiene nada que envidiarle a Galileo. Definitivamente admiro a los porfiados y porfiadas que defienden sus ideas con obstinación, inteligencia y una buena dosis de argumentos.

Este caballero también anduvo por nuestra larga y angosta faja. Nos dibujó y nos comentó. No sólo pasó a la historia si no también fue motor de ella en un momento en que los fundamentalismos religiosos inventaban verdaderas cosmogonías de la insensatez para explicar la presencia de los fósiles y huellas de nuestros orígenes

Adjunto como imagen para este artículo la presencia de Lucy, dama del amanecer de nuestra historia, a quien, a la distancia le deseo que nunca haya tenido que planchar una camisa o en su defecto, una piel de mamut.

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