viernes, 11 de abril de 2008

Debate argumentativo: Polémica ante el fallo frente al Postinor

Estimado Christian:

No pensaba intervenir en la polémica, pero creo que es de cobardes no manifestar una opinión cuando tantos otros están haciéndolo por mí.

Cuando escucho a aquellas personas que en forma dogmática repiten en son de triunfo: “hasta el mismo fabricante del Postinor-2 dice en sus considerandos que podría ser abortivo” como gran base científica para rechazarlo, los invitaría a leer el vademécum de la vitamina C (que en grandes dosis podría ocasionar cáncer), o el de la medroxiprogesterona (su uso continuado podría ocasionar aumento del riesgo de cáncer mamario) o el de la Aspirina (su uso continuo puede producir hemorragias graves) y etcétera, etcétera, etcétera.

Es de conocimiento universal que las demandas judiciales han obligado a los grandes fabricantes de medicamentos a imprimir en sus productos todo aquello que no han podido demostrar científicamente: su uso en el embarazo, en el lactante menor, en los inmunodeprimidos. Entonces, ¿podemos inferir que por no estar probado algo, necesariamente su efecto es lo contrario?

La mal llamada píldora del día después no es abortiva. En canales científicos se ha demostrado que su uso durante el embarazo sólo acarrea una mayor fijación placentaria y por ende, afirma un embarazo incipiente. El levonorgestrel en altas dosis bloquea la capacitación espermática y por tanto es antiembarazo y antiabortivo.

Además, creo que la situación no debe medirse en términos tan superficiales. Estoy cansado de escuchar a pseudos científicos -generalmente abogados, parlamentarios o religiosos- que rasgan vestiduras en defensa de la vida, basados generalmente en temas valóricos que no son aplicables a una discusión de la vida real.

Por ejemplo: “el aborto es un crimen censurable y está prohibido en toda circunstancia”. ¿Y qué ocurre con aquella madre que tiene una miocarditis aguda CF4 y cursa un embarazo que -absolutamente demostrado- le ocasionará la muerte antes del 7º mes por descompensación cardíaca?

No podemos intervenir. Condenamos a la muerte a ambos, madre y futuro hijo, cuando a tiempo, pudimos salvar al menos a una.

¿Y si una niñita de 12 años es violada y queda embarazada? Oh, por supuesto: debe seguir con su embarazo… mientras no sea la hijita de los que vociferan su defensa de la vida.

(Me recuerda permanentemente esa canción donde Arjona dice que “el Vaticano prefiere niños con hambre antes que un preservativo”).

Y en último lugar pero no menos importante, apoyo el derecho de toda persona a decidir por su cuenta aquello que le involucra directamente: su cuerpo, su vida, su futuro, su destino.

¿A título de qué estupidez humana estamos recurriendo a 9 personas –9 INDIVIDUOS- el Tribunal Constitucional de Chile, para que decida lo que me involucra o atañe personalmente?

Yo no les he dado ese derecho.

Creo que mi libertad llega hasta donde empieza la de otra persona, pero no quiero que nadie se arrogue la representación de mis decisiones personales en ese rubro.

Ya una vez tuvimos que hablar muy fuerte para eliminar la censura. Creo que vamos a tener que hacerlo nuevamente para destronar a los dioses de la juridicidad. Aquellos que ni siquiera se inclinan ante la Corte Suprema. La herencia última de la dictadura: el Tribunal Constitucional.

Creo en mi persona y creo en las demás personas. Creo en el libre albedrío y en mi capacidad de razonar, de pensar y decidir… Y NO LOS DELEGO.

Atentamente, TU PADRE

(Fernando Leal Mercado)

Doctor en Medicina, Ginecólogo

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